Esta tragedia arrancaba un día como hoy previo al día de Andalucía. El pequeño Gabriel estaba con su abuela en las Hortichuelas, como tantas y tantas veces.
En este trayecto en las Hortichuelas desde la casa de su abuela hasta la vivienda de otros familiares se perdía el rastro de Gabriel Cruz.
Aquí empezaba una pesadilla que tenía el peor final posible. Pocas horas después se ponía en marcha un dispositivo sin precedentes que movilizaba a unos 5.000 efectivos, unos 3.000 voluntarios y unos 2.000 profesionales.
Se peinaba por tierra y por aire en busca de alguna pista de este menor de tan solo ocho años que en pocas horas se había convertido en la preocupación de todo un país.
Tras muchos días sin rastro del pequeño, sin ninguna pista de su paradero. El padre de Gabriel y su pareja Ana Julia Quezada encuentran una prenda del chaval. A partir de ahí, con más razón todavía, las miradas se centran en esta mujer con comportamientos poco explicables.
Pasan los días, continúan los interrogatorios, la busqueda se amplía, pero nada de nada. Los padres de Gabriel, Patricia y Ángel convocan una concentración en puerta de Purchena que difícilmente olvidaremos.
El 11 de marzo llega el mazazo, el golpe de la más cruel realidad, se encuentra el cadáver de Gabriel en el maletero del coche que conducía Ana Julia Quezada cuando se disponía a llegar a su domicilio en Vícar.
Almería indignada sale a la calle y se une al dolor de esta familia con una concentración silenciosa en la Puerta de Purchena.