Europa debate si continuar los cambios o dejar un único horario todo el año. La mayoría de los países abogan por dejar el mismo. La duda es cual. Los españoles prefieren el horario de verano pero los expertos consideran que el más adecuado es el de invierno.
España lleva medio siglo con horario de invierno y horario de verano. Ya en 2018 la Comisión Europea preguntó a 4 millones y medio de europeos y el 84 por ciento se mostró a favor de suprimir los cambios de hora. El momento de hacerlo se ha ido retrasando y España propone que el de este domingo sea el último. El argumento del ahorro energético ha perdido fuerza y sí está probado su efecto en la salud y en la productividad. Los cambios drásticos afectan a nuestro reloj biológico, que se regulan por la luz y la oscuridad. Sus consecuencias son insomnio, falta de produtividad e incluso ansiedad.
Según una encuesta del CIS realizada hace dos años, el 66 por ciento de los españoles prefiere el horario de verano, que permite tardes más largas y también prolongar el anochecer en verano. Sin embargo los expertos recomiendan conservar el de invierno, que recorta las tardes veraniegas, pero es más acorde a las horas naturales de la luz. De este modo se despierta y se comienza la jornada laboral coincidiendo con la luz solar.
Precisamente lo que promueve nuestro país es dejar el horario de invierno. Mientras los países europeos se deciden, en la madrugada del sábado al domingo nuestros relojes deberán retrasarse una hora y, de nuevo, acostumbrar a nuestro cuerpo a unos días más cortos.








