La Hermandad de Los Ángeles, siempre fielmente arropada por su barrio, fue la tercera en echarse a la calle en el Domingo de Ramos, aunque la lluvia alteró su Estación de Penitencia y detuvo al cortejo en dos ocasiones. Finalmente, los pasos se quedaron a resguardo en la Capilla del Prendimiento y no volvieron a su templo.
Con un cielo encapotado, que amenazaba tormenta, la Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia y María Santísima de Los Ángeles, salía a la calle para iniciar su estación de penintencia del Domingo de Ramos. Este año con un cariz especial, ya que se celebra el vigésimo quinto aniversario de su fundación. En torno a las cuatro de la tarde se abrían las puertas de la Casa Hermandad y todo el barrio recibía al cortejo procesional antes de iniciar su recorrido hacia la carrera oficial.
En ese momento,nada hacía presagiar el devenir del cortejo procesional, al que la lluvía sorprendía en su recorrido por las calles de la capital y le obligaba a refugiarse en la Iglesia de San Ildefonso.
Después de mucha incertidumbre, lágrimas y nervios, la Junta de Gobierno de la Hermandad decidía continuar con la Estación de Penitencia. Vuelta a las calles, con un retraso importante con respecto al tiempo previsto. Finalmente, el Cristo de la Misericordia, arropado por la Agrupación Nuestro Padre Jesús de los Afligidos de Puente Genil y por un nutrido grupo de nazarenos vestidos de blanco y celeste, llegaba a la Catedral donde era recibido por el obispo, Antonio Gómez Cantero.
Tras él, María Santísima de los Ángeles, arropada por sus mantillas y con los sones de la Banda Santa Cecilia de Sorbas. Cumplía así Estación de Penitencia esta hermandad, que finalmente optó por refugiarse en la Hermandad del Prendimiento ante los visos de una tormenta que descargó con furia en la capital antes de la medianoche. Habrá que esperar a octubre para ver de nuevo a Los Ángeles en la calle, en su procesión extraordinaria.