Se trata de la última voluntad una mujer que luchó por mantener el parque natural de Cabo de Gata intacto y por que la cultura proliferase en esta ciudad.
Desde fuera la casa sigue manteniendo la elegancia de los viejos caseríos vascos. Su tejado a dos aguas, su hermoso jardín, y ubicada en un enclave espectacular en pleno centro de la ciudad.Si nos adentarmos ya podemos ver como se están realizando las mejoras pertinentes para convertir esta casa en un fabuloso museo de pintura.En estos momentos, los operarios de la empresa Jarquil se encuentran picando las paredes y rehaciendo los falsos techos para dar lugar a un espacio renovado, pero guardando su aire señoarial.El concejal de Obras Públicas, Manuel Guzmán, nos explicaba los trabajos que están realizando.Un museo en el que se respirará historia de la ciudad por sus cuatro costados, y en el que entre sus paredes, engalanadas con cuadros, se esconderá la vida de la que fue su dueña Doña Pakita.